La idea nace desde las cajas de maderas donde se guardan las botellas de vinos.
Algunas de estas cajas cuando se abren llevan tapas que corren encima, otras tienen tapas que se abren rotando; en ambas el vino es el “regalo” precioso, un contenido único que hace mucha ilusión a quien lo recibe.
El concepto viene directamente desde estos movimientos sencillos de las cajas, que en grande se pueden llevar hasta un verdadero espacio. La idea es industrializar un proceso, creando uno o incluso dos tipologías de bloques (cajas en grande) que se pueden utilizar solas o juntadas, para adaptarse a varias situaciones, como islas de supermercados, carpas, stand de ferias e incluso pequeños restaurantes en espacios de salidas internacionales como aeropuertos o estaciones de tren.

La unión de dos cajas puede ocupar un espacio bastante grande para cubrir las exigencias de stand o de puntos de ventas con degustación.
Las dos juntas, cuando estén cerradas, aparecen como dos cubos de maderas, uno al lado del otro, con el logo de Pata Negra impreso como en cajas gigantes de vinos; éstas abiertas dan vida a un espacio asombroso, con todo lo que se pueda necesitar para vivir una experiencia única.
Los bloques se pueden construir en una nave, y transportarlos ya montados y listos para ser utilizados. Las piezas son muy sencillas y se pueden fabricar de manera industrial, eso claramente llevaría un coste mínimo para su proceso de industrialización.
También los módulos barras y mostradores, (el contendido de las cajas) están pensados para que una vez “abierta la tapa” puedan correr hacia fuera, y cuando se vuelve a cerrar el bloque, estos entran uno en el otro con un sistema de ruedas muy sencillo.